El Amor por la verdad: Apertura tu centro corazón
Me escriben: ¿Cuál es la verdad en la que podríamos confiar?
Esta pregunta me lleva a reflexionar: ¿Cuál es la verdad que deseo encontrar? Recordando mi niñez, sólo confiaba en lo que mis padres decían, la forma en que veían la vida, de relacionarse y sostener su existencia, aprendí a creer en todo aquello que a mi parecer sostenía una verdad igual a la que asimilé.
Después, cuando empecé asistir a la escuela e inicié a relacionarme con otros, escuchaba formas de expresión diferentes, a observar la forma en que sostenían la vida, en que concebía cada quién la realidad. Aprendí a ver todos los senderos que existían, empecé a percibir las divergencias que se sostenían como si fuesen mundos separados y que hacían parte cada uno de un solo universo, allí mi percepción de lo que significaba vivir cambió y me di cuenta que ya no era sólo la verdad de mis padres, sino que también cada quien recreaba su vida de acuerdo a las experiencias que cada familia y cada uno había vivido y se sustentaba como verdad. Esta experiencia me llevo a cuestionar a mi clan y sus creencias; las mismas que yo también encarnaba, pero que confrontaba con el mundo exterior. Hoy bendigo cada momento de confrontación que he podido tener conmigo misma y con otros, ya que somos parte de las mismas fuerzas llamadas emociones.
Así que la verdad puede ser diferente para cada organización familiar y social, esta se incorpora en la estructura del Yo brindando seguridad y confianza, ayudando a sostener el mundo que aprendemos a pensar, sería una tontería empezar a desmentir la realidad del otro ya que cada verdad esta llena de certezas vividas en los años que se ha trasegado biológicamente y que conllevan a las experiencias que cada ser necesita para propagarse en humanidad y así aprender a reconocerse como parte de un solo universo.
¿Cómo esperar que el otro asimile mi verdad? Esto es una pretensión del YO, sería entrar en frustración, un desgaste que solo ocasionaría mayores diferencias. Si podemos empezar a vernos en diferencialidad, que todos estamos aquí y aunque no recordemos, aceptamos venir a experimentar este universo en la dualidad, en la densidad que conocemos como plano 3 y que está movido por fuerzas invisibles que hilan la vida de cada ser para que las experiencias posean diferentes tonalidades. Esta fuerza de las que hablo son las emociones, allí entonces existe un gran propósito para cada uno, según la experiencia que haya deseado trascender, cuando sentimos que esto que menciono tiene una verdad es cuando nos acercamos de manera muy natural a ver que no solo somos un cuerpo sino que también existe un destello muy grande llamado espíritu, es allí cuando iniciamos el camino que llamamos: Verdad del corazón, está se siente de manera más fuerte cada vez que nos permitimos la escucha de si mismos, la mirada a nuestro interior, la confrontación consigo mismo, dejamos de imponernos, nos volvemos más comprensibles ante nuestras propias actitudes y creencias.
Esto ya permite reconocernos con el otro en sus vivencias, su verdad de manera más amorosa y podemos vernos y ver de forma compasiva todo aquello que antes nos parecía criticable, enjuiciable o terrible.
Es cierto también que este camino de la verdad puede conllevar a que sintamos miedo, dolor, y que muchas veces, esa confrontación consigo mismo nos confronta con secretos a revelar y que nos causan incomodidad, malestar, aun así entre más nos permitamos explorar dentro de sí mismos, más nos permitirá comprender nuestras reacciones, actitudes y aquello que pensábamos que era verdad, empezará a deshojarse para dar cabida a la verdad que encerramos como seres espirituales, los seres de luz que empezaremos a percibirnos desde el brillo de los ojos, desde la energía sutil que cada uno encarna en si mismo, desde la verdad del corazón.
Empezar a sentir desde el corazón nos permite avanzar en un camino que ira tejiendo posibilidades nuevas para concebirnos en vida, nos permitirá reconocernos en nuestros verdaderos dones y talentos, que somos parte de una gran consciencia y que nuestra vida tiene un propósito tan inmenso como todo lo imaginable que podemos concebir del universo, y que así podremos unirnos a otros desde la sabiduría que el otro puede ofrecernos desde sus vivencias, dones y aprendizajes para vibrar en una nueva forma de vernos como humanidad. Esta verdad será la que nos haga sentir que cada momento posee instantes únicos e irrepetibles para reconocernos, valorarnos, para aprender y alcanzar la libertad que tanto y muchas veces reclamamos afuera y que sencillamente nos empuja a sentirla desde el aquí y el ahora, reconocernos como los seres eternos que emprendimos un viaje y que es el que nos lleva a que comprendamos que somos ya seres eternos viviendo condiciones limitantes para aprender a vivir en el infinito de posibilidades, con la única intención de amar incondicionalmente, ya que aprendiendo desde el corazón nada podría dañarnos ni siquiera el enemigo más feroz.
La pregunta sería: ¿Palpitas en tu propia verdad o eres eco de verdades ajenas?
Maravillosa reflexión. Me parece que "la verdad del otro" o la diferencia del otro es un tema fundamental en la comprensión de nuestra propia verdad y crecimiento. El aceptar al otro se nos dificulta tanto que muchas veces no sabemos como abordar esa dificultad o lo evitamos, cuando es en la comprensión y la compasión hacia el otro que vamos a encontrarnos a nosotros mismos. gracias.