Somos Semilla: Reconocernos es conectar con nuestro creador.
LLegar a despertar un día con una gran sonrisa en el rostro y creer que todo encaja es una manifestación divina, es lo que siento hoy a mis 48 años de edad y próxima a celebrar un año más en este plano de existencia en que he aprendido a valorar y resignificar. Por mucho tiempo debatí por el verdadero sentido de la vida, esto nos sucede a muchos seres que en algún momento llegamos a cuestionarnos con algunas preguntas existenciales, las cuales podrían tener respuestas desde la filosofía, la religión, la ciencia, el arte iniciático o desde la misma experiencia que nos regala el hecho de estar vivos, aún así, la más bella sensación de plenitud la sentí como única verdad cuando en un momento determinado percibí que algo especial e indescriptible se movía dentro de mí, sentí que mi corazón se expandía en una comprensión donde no podría describir en palabras, solo se puede tener certeza y claridad.
Esto lo estoy contando ya que fue la manera que conecte en respuesta a lo que tanto me cuestioné y que me llevó a observar los diferentes planos de la vida, como si fuese una película donde cada escena representaba la experiencia vivida, algunas conflictivas, plenas, de encuentros únicos y también de desencuentros, ya fuera en relaciones o situaciones que han hecho parte de lo que hoy soy. Allí en cada escena me he permitido observarme desde otro plano diferente y con nuevos anteojos a los que en su momento se vivieron, con el fin de aprender a resignificar el ¿Por qué? Me he permitido recoger los aprendizajes y comprender que aquello se presentó como amor biológico (amor en baja vibración) que lo sentía en cada célula de mi cuerpo de manera dura, injusta o incómoda con el fin único de moldear al ser que hoy soy, así fue la forma que decidí aprender. Reconocerme en el amor biológico de experiencias que trascendí, pasando a un amor absoluto que me he permitido percibir y sentir. Esas 2 clases de amor las reconozco hoy.
El amor biológico que en carne vivimos, lo percibimos en lo material y nos abre historias de vida que muchas veces preferimos eludir, esconder o simplemente obviar y que cuando no lo confrontamos se vuelve cíclico y repetitivo en nuestra existencia, a la espera que en algún momento se despierte algo más sublime que la razón, pues, esta nos lleva a idealizar, a clasificar y cuestionar, mientras lo sublime o recóndito nos llega desde aquel inconsciente que un dia Freud nos habló y dejó un camino para toda la humanidad en que algo más allá de lo consciente nos gobernaba y que para mi, tiene que ver con nuestra alma.
Creo en mí sentir e intuición, cuando conecto con mi inconsciente, es como si mi alma se manifestará allí, en todo aquello que me ha sucedido y que no le encontraba la razón lógica del por qué me sucedian cosas que no merecía, llevándome a confrontar con todo lo que en realidad deseaba para mi vida, empecé a escucharme y a detenerme para hacer consciente que repetía patrones, creencias y proyectos de vida de la familia para una sociedad en la cual recreaba mi existencia; comprendí que el sentido de mi vida iba teniendo claridad ya que hacía parte del propósito existencial en sanación y trascendencia, entonces he podido concebirme de manera más sencilla. Esto me lleva a conectar desde lo divino y reconocer que dentro de cada ser humano existe una semilla de luz inconmensurablemente hermosa, la cual Cristo vino a enseñarnos a todos como humanidad y que poseemos en comunión con nuestro creador, amor incondicional.
Dicha semilla resurge y se sustenta en cada uno de nosotros cuando brillamos en consciencia y en comprensión a toda aquella calamidad, sufrimiento o vivencia que pueda estremecernos. Cuando logramos observarnos sin los sesgos de un Yo arraigado y pretencioso, percibimos al alma en espera de que podamos sentirla y entramos en un silencio profundo que surge del corazón, comprendemos que todo aquello que pudimos haber sufrido sólo fueron experiencias para sanar y redimir todo lo que como humanidad quisimos solucionar desde afuera: Lo familiar, la relación de pareja o relaciones sociales. Aquello surge de cara a tí para que seas el creador de una nueva forma de percibir en esta bella oportunidad de vivir en trascendencia, allí cuando nos hacemos conscientes, que conectamos en esencia con esa luz de amor incondicional, todo empieza a resurgir de forma diferente, ya que llega en voluntad un cambio que nos facilita en certeza y determinación, co-crear nuevas forma de pensar, sentir y accionar.
Este escrito lleva el nombre de “Somos semilla”, esto es algo que al escribirlo no puedo dejar de sonreir, percibir mi corazón en una espiral creciente de gran alegria, pues, se expande a la percepcion en certeza de que soy Yo la creadora de mi nueva forma de vivir y que tengo la oportunidad de encarnar en esta biologia llamada cuerpo, con un propósito de sublime belleza, no importa mi sexo, raza, clase social, dónde viva, cuál sea mi situación actual de vida, lo unico importante y real es lo que aquí y ahora se despierta en mí y que con una nueva manera de percibir, puedo empezar a crear en ese amor, ya todo lo vivido pasó y dejó experiencias maravillosas donde recojo lo que aprendí para darle valor a la existencia.
Es en decisión quedarnos en el pasado, en el dolor que se pudo haber sentido, que pudo haber sacudido la vida o también es decisión observar que aquello moldeó nuestro ser para aprender a reconocernos en todo aquello que no nos gusta, ya que es también la manera de ver al otro en su diferencia, ver en espejo aquello que nos hiere, asusta, doblega y duele para el reencuentro de sanar para el alma y que se manifiesta en todo aquello inconsciente que no nos gusta reconocer y que nos habla desde el afuera. Cuando nos permitimos reconocernos surge la posibilidad de ver la belleza y se baja la intensidad del drama para dejar brotar algo más elevado, allí conectamos desde la intuición que hace parte de cada uno de nosotros dando cabida a nuevas posibilidades de vida, paso decisivo a caminar de forma más equilibrada, ecuánime.
La alegría, armonía y coherencia será parte de tí para sentirte en responsabilidad divina por sí mismo, esto no es egoísmo, ya que cuando logras estabilizar e integrar mente -corazón, logras dar un paso a fluir en emociones mucho más saludables para tu biología, para tu alma y tu ser espiritual, al fin somos uno solo, aunque que nos percibimos separados, somos Uno con el todo, así todos los que nos rodean se podrán contagiar de lo que eres en esa magia que has logrado percibir en luz.
Poseemos la semilla más resplandeciente en nuestro interior, cuando te reconoces, ésta empieza a resurgir de diferentes formas dentro de tí, notarás que ríes más, que los sucesos o acontecimientos de drama no te alteran como antes, que todo te empieza asombrar y maravillar, que te conectas más con seres que vibran en el amor, que ves belleza en cada cosa que te rodea, que te alejas de lo que te distorsiona y que como toda semilla sólo necesitas:
Que la concibas desde el corazón.
Que la abones reconociendote como parte del creador en amor incondicional.
Que la riegues con palabras y acciones que te realizan.
Que brilles en belleza, alegría y abundancia.
Con esto no trato de decir que seas ajeno a la realidad que existe afuera; aun así, sí que seas consciente que llegas a este plano en un propósito de trascender las circunstancias de vida, y entre más te quejes de tu realidad, más esta se hace interminable o injusta, que tal si das un giro y lo que tanto esperas del afuera, empiezas a obtenerlo de tí mismo, tal vez allí en esa pequeña decisión podrías encontrar el gran tesoro que empezará a llenar tu vida de todo aquello tan esperado, y que es sólo reconocer esa semilla que está sembrada en tu corazón y tu alma anhela que empieces a cosechar y abonar dentro de tí.
Soy Sandara, empecé a caminar de esta forma y podría contar mil historias donde pude quedarme en el miedo, la crítica, el dolor, el orgullo, la rabia, el resentimiento, la injusticia,el pasado… Aun así decidí conectar con mi semilla y cosechar en mi corazón, llevando mi vida en un sendero hacia un horizonte más claro, soy yo la que hoy se reconoce en la tierra que piso y encarno también la luz que llega de todo el universo a impregnar todo mi ser.
¿Tú qué camino deseas seguir? ¿Te quedas mirando atrás o te permites mirar hacia el horizonte?
Es un llamado para que te encuentres, decidí el camino de ser terapeuta para ser el puente en ese camino de transición para otros que con determinación y valentía se permitan ver que la vida es bella y que en decisión retornen a una vida más plena y satisfactoria.
Comentarios