El camino a la Maestría Interior
Actualizado: 23 jul 2020
Este escrito tiene como propósito que inicies el camino al reencuentro de tu maestría interior. Desde que nacemos todos estamos conectados con un propósito de vida, aun así, cuando nos topamos con experiencias concretas, algunas nos resultan desgarradoras, cuántas veces nos dejan emociones dolorosas y muchas de estas las olvidamos, o simplemente omitimos su recuerdo. Estas hacen parte de la travesía que tenemos como seres humanos conociendo la humillación, la traición, la desconfianza, el abandono, la injusticia, el rechazo y la estafa.
Hacernos consciente de esto duele, y no nos gusta aceptarlo, tratamos de maquillar y evadir, esperamos que con el tiempo estas se diluyan, que no traigan dolor cuando reaparecen o en definitiva, hayan sido superadas milagrosamente. Esas heridas se anclan y se mantienen de manera muy sigilosa, y en momentos que nos sentimos lastimados revivimos, consciente o incosnsientemente. Algunas situaciones que pertenecen a una historia personal, familiar o social reabren dichas heridas, esto no llegamos a comprenderlo y nos confronta con preguntas como: ¿Por qué a mí? ¿Por qué si yo no soy así? ¿Por qué nuevamente revivo este sentir? o ¿Por qué atraigo estas situaciones a mi vida? Haciendonos sentir culpables o disminuidos, ya sea porque nos volvamos victimas o verdugos de aquella circustancias que trae el entorno.
El hecho de preguntarnos nos ayuda a iniciar la búsqueda de soluciones y emprender una vida que todos tenemos derecho a realizar, aun así, muchas veces en esa confusión, buscamos personas o caminos fáciles que nos den respuesta y soluciones inmediatas a aquello que conscientemente deseamos evitar, y aunque trunque el camino de evolución, lo cierto es que muchas veces optamos por respuestas facilistas dando paso a personas que en vez de ayudarnos al encuentro de sí mismos nos desvian más al afuera, alimentando la idea que el otro es el culpable de lo que estamos padeciendo o que son las circustancias del entorno las que no ayudan. Así desviamos la atención del encuentro consigo mismo.
En el encuentro de cada uno es tipico el miedo de revivir situaciones que pensamos estaban olvidadas o fueron parte de un pasado donde la negación de una realidad encarnada fue la que ordeno las memorias.
Reconocer que esto nos sucede a muchos seres humanos, tomarlo de manera constructiva nos permite decir que es un legado a transcender para nuestra existencia, la familia y la de los ancestros, ¿Cómo podemos transcender estas emociones para que nuestras experiencias de vida sean más satisfactorias y hacer de ellas una vida en realización y disfrute? Mencionaré una guía que podrá ayudar a direccionar el camino a la maestría:
Aceptar la herida: reconocer que todos pasamos por situaciones dolorosas que se anclaron desde la temprana edad y que es parte de nosotros ¿Cómo reconocerla? cuando sentimos dolor, angustia, ansiedad, culpa, impotencia, entre otras, aquello nos habla de sentimientos de rabía, colera, tristeza, etc, aceptar la herida significa una invitación a que la miremos y observemos detenidamente que hace parte de nuestra experiencia que venimos a transcender y reparar, decidiste vivirla como ser humano en el acto de amor más profundo para tí y tu clan familiar; esto no nos hace peores o mejores. Comprender que construímos máscaras o corazas que nos permiten cubrirnos y llevar una vida que sostenemos, a pesar de ello existe un proposito profundo y un llamado del alma a reparar y no seguir repitiendo. La manera de iniciar el camino es aceptar la herida, confrontarla y sanarla.
Aceptar que todo lo que temes y reprochas te lo haces a tí mismo y lo replicas en los demás: La voluntad y la decisión de sobreponernos a nuestras heridas es el primer paso en paciencia y compasión. Estas son cualidades que podemos desarrollar para la comprensión de nosotros mismos e ir expandiendo a los demás. Muchas veces colocamos expectativas vitales en otras personas, esperando que suplan y satisfagan lo que no logramos comprender u ofrecernos a nosotros mismos, cuando colocamos estas expectativas en otros y no llegan, nos sentimos frustrados y engañados, comenzamos a juzgar, criticar al lo otro por lo que no responde a las demandas, las mismas que no propicio conmigo mismo.
Permitete el enfado con aquellos que alimentan la herida: Es humano y normal permitirnos sentir enojo, rabia y culpar aquellos que nos lastiman, ahondan la herida que yace adentro. Permitirte desahogar y expresar es el camino para comprender y perdonarte a tí mismo, de lo contrario todo eso que sientes se encarnará más en tí y ahondaras más la herida, haciendo que tengas una actitud agresiva y de rechazo contigo y los demás.
Ninguna transformación será posible sino aceptamos nuestras heridas emocionales: Las heridas nos enseñan algo que seguramente costará aceptarlo, ya que el ego defenderá su máscara y creará una barrera de protección para ocultar esos problemas, haciendote sentir que son de otros, es allí donde estaremos tomando el camino más fácil, salida ilusoria, pues son solo paños de agua tibia. Estaremos así más expuestos a repetir situaciones incómodas que podemos terminar pensando que son normales o que es lo que nos toca vivir. Quedamos así convertidos en seres llenos de frustraciones, pensando que la realización, la satisfacción en la vida es para otros que tienen mejores oportunidades. Confrontarnos con las heridas emocionales es de heroes, ya que aceptarlas nos traera recuerdos de sufrimiento, aun así, mirarlas de frente y revivirlas es la mejor sanación para el encuentro en maestría, reconocer a ese niño interior que vivió esta emoción es abrazarlo y reencontrarnos con nuestra esencia pura de luz y encaminarnos nuevamente en el propósito real de la vida.
Darse Tiempo para observar: Cultivar el acecho de nosotros mismos nos permitirá comprender e identificar nuestros pensamientos, sentir y actuar, esto nos posibilitará reconocer la herida que ha estado escondida y que hemos acunado incoscientemente en apego y miedo, allí dejaremos de juzgarnos, castigarnos o criticarnos, ya que comprendemos de donde proviene. Esto nos hará más compasivos tanto intimo como exteriormente.
"Sanandome para los ancestros" Sandara
Commenti